jueves, 10 de julio de 2008

Anís y Yerbabuena


Donde florece el quejío y se alumbra
el metal doloroso de la fragua,
en las noches ebrias de jazmines
y en la pobreza que amoneda la luna,
brota el alma del flamenco.



Un ademán y surge el tablao
como espacio mágico,
como lugar de reunión
de las contradicciones,
donde la sed se hace agua
y la fuente desierto,
donde el duende
ensaya su señorío
y hurta y regala
su presencia.

Esta noche
jugamos a la luna clara
y servimos flamenco...
Servimos al flamenco,
que hoy nos sabe
a anís y yerbabuena.