viernes, 11 de julio de 2008
De flama y de agua
Como el agua y como el fuego, el flamenco participa del misterio de los elementos.
Sintetiza los opuestos, los enamora y los traiciona en vaivenes que lo convierten en una de las experiencias artísticas más fascinantes que han surgido del espíritu del hombre.
De flama y de agua es la ofrenda que depositamos en el cerco de la luna.
El fuego templa y el agua nos regresa al origen.
Los dos nos ponen en la boca sal y misterio, nos embrujan, nos llevan de la mano de la noche al abrazo de la madrugada, nos arrojan al duende, inmisericordes, nos hurtan de él, nos burlan, no se cansan de engañarnos y nos dicen -ay, gitanos- la verdad.